lunes, 19 de enero de 2009

De adjetivos, confusiones e imposturas

De adjetivos, confusiones e imposturas
Por Daniel Guariglia

Cuando hace unos años leí en la revista cultural Ñ el artículo del periodista y poeta Gerardo Burton acerca de la situación de la cultura en Neuquén, me sentí molesto. Por distintas razones dejé pasar la polémica y pensé en conversarlo con el autor café de por medio. Pasaron los meses y una de las actividades organizadas por el Grupo de Artistas por Zanón –que integro- puso en el panel de debate al autor y a otro poeta, además de un actor, una artista plástica y un videasta.
Tanto el poeta Ricardo Costa, que basó su intervención en el artículo de Burton y en su propio libro (Un referente fundacional), como aquel, retomaron los conceptos del artículo mencionado, para referirse a la dinámica que ha tenido la lucha de los obreros de la cerámica Zanón en el contexto de la cultura de la provincia.
Pude intervenir en forma breve en el debate posterior, pero quedé aún más molesto que antes, ya que me pareció que la confusión aumentaba y que Burton huía del verdadero debate. Una respuesta a tales conceptos se hizo impostergable. El artículo acerca de los conceptos vertidos por Burton y Costa en relación a las características de la lucha de los obreros de Zanón será para más adelante.

Adjetivos y confusiones
Dice Burton en su artículo Espejos rotos (neuquénlog – 28-02-07) “Hay en Neuquén –y acaso en la región- una intensa producción cultural con una expresión plebeya y cimarrona que no responde a, y por el contrario, precisamente escapa de, los cánones y las ortodoxias y se precia de ser así. Esta cultura bizarra no es más que la expresión de una sociedad convertida en un caldero que produce formas alternativas a lo oficial, construye estructuras que transcurren por andariveles lejanos del poder establecido”.
Comencemos por los adjetivos, que he subrayado. Tal vez por provenir de Buenos Aires (en 1986), el autor no sabe todavía reconocer que una región de inmigrantes pobres y de indios corridos a los golpes y a los tiros, explotados todos ellos por estancieros y mercachifles devenidos en gobernantes y empresarios, no puede tener otra constitución social que de características plebeyas. Si, como poeta –no ya como periodista-, se detuviera a indagar en la historia social y política de esta provincia, raspando la cáscara de las apariencias, sabría que pocos aquí se han considerado aristócratas y que esta categoría social no existe en el imaginario colectivo, en nuestra subjetividad social. Tal vez se hayan considerado aristócratas locales algunos jueces de doble apellido, algunos descendientes de franceses o británicos; otro sector que adoptó el nacido y criado (NyC) para establecer ciertos privilegios fútiles y diferenciarse de los chatos de la zona, este último un término acuñado por oficialitos del Ejército Argentino inspirados en el racista Perito Moreno, para mofarse del carácter y la morfología de los lugareños indios y mestizos.
Muchos de nosotros, en particular los que preferimos nombrarnos como chatos de la zona, no ponemos ningún reparo a ser considerados plebeyos, que lo somos. Siempre y cuando ese adjetivo no tenga connotaciones despectivas como, tenía –y tiene- en las cortes europeas a pesar que nobleza y realeza sean artículos anacrónicos. Como lo tiene en ciertos estratos sociales de nuestra gran urbe argentina, donde lo plebeyo es, para un sector que se considera a sí mismo como aristocracia el “populacho”, aquello brutal, salvaje, inculto; en el presente, piquetero, cartonero, como hasta hace poco se resumía en el único término villero. Si somos plebeyos porque somos parte del pueblo, esa categoría elástica, engañosa y medio amorfa o maleable incluso, no hay problema. El problema ocurre porque Burton adjunta a (cultura) plebeya el adjetivo cimarrona. Para la Real Academia Española de la lengua, este adjetivo describe al salvaje (en segundas al caballo, en terceras al ganado sin dueño) y en nuestra pampa húmeda se adjudica también a los perros salvajes que, según el saber popular, suelen llegar a comerse entre ellos. ¿A qué imagen alude Burton con este adjetivo? ¿A la romántica imagen a la Jack London del potro salvaje de la películas de Hollywood, indomable, ansioso de libertad y bello por no tener dueño? ¿O simplemente a la del salvaje que es, incluso, capaz del canibalismo?
No quedan posibilidades de malentendidos cuando el autor de las definiciones sobre la cultura en Neuquén nos dice que ésta es bizarra. Allí, es obvio que no quiere decir gallardo, valiente, como dicen los diccionarios castellanos de tal adjetivo, sino que lo utiliza en la lamentable jerga actual, donde este término se asocia a lo que es raro o extravagante, incluso mal realizado, una derivación que parece provenir de una mala traducción del cómic inglés y que empezó extendiéndose al cine.
Reuniendo los tres adjetivos, es bastante claro que Burton piensa que los hacedores artísticos y culturales de Neuquén somos unos salvajes, medio caníbales y extravagantes con los cuales debe convivir, por razones de trabajo y residencia, por lo que no es capaz de usar los verdaderos términos de su pensamiento. Alguien podría decir que hay que leer el artículo completo para llegar a tal conclusión. Pues bien, antes de continuar con la florida prosa de Burton, digamos que en otro contexto podría sonar elogioso que se considere que escapamos -los artistas y hacedores culturales- a los cánones y las ortodoxias, algo que es una verdad a medias, ya que un artista conciente sabe que para superar el pasado es imprescindible conocer y comprender ciertos cánones y cierta ortodoxia. Punto que es para otra discusión y que menciono para destacar el verdadero contenido ofensivo del artículo en cuestión.
Continúa Burton: “Los artistas en sus distintas disciplinas –actores, plásticos, escritores, músicos- se autocalifican casi mayoritariamente como independientes porque su actividad, pretenden, no está sostenida por empresas ni por organismos públicos”. (Aquí los subrayados también son míos). Esta es una tabula rasa que, pretendiendo explicar algo sólo confunde y niega. Burton quiere dar una idea cerrada y oculta los procesos tras las cosas. ¿Hay una sola concepción de independencia entre los artistas de Neuquén? ¿Es un debate cerrado? Un grupo importante de los hacedores de nuestra provincia, hace ya muchos años llegó a la conclusión que el apoyo estatal y de las empresas privadas no atenta contra nuestra independencia creativa y de organización. Es imprescindible reclamar al estado un presupuesto acorde a las necesidades de la cultura y la producción artística local y luego dejar hacer a la sociedad civil. Más aún cuando la reciente reforma de la Constitución de la Provincia de Neuquén, en sus artículos respectivos (105,106 y 107) declara parte a los artistas y sus asociaciones en la elaboración y ejecución de las políticas públicas referidas al arte y la cultura, dándole rango jurídico. La intervención estatal es exigencia de los artistas independientes y no algo rechazado per se. Además, cualquiera puede comprobar que es habitual que producciones locales sean apoyadas por empresas privadas –en la mayoría de los casos pequeñas empresas y comercios-, con lo cual la totalidad de la proposición de Burton se desvanece.
En verdad, es posible sospechar que Burton se afana por esquivar el debate sobre el papel del Estado en la Cultura y sólo describe que hay una ausencia de políticas cuturales combinada con un fenómeno de mercado y una confusión acerca del lugar que toca a cada uno. Al afirmar que los hacedores no queremos la ayuda del Estado y las empresas, sugiere que, somos nosotros los que forjamos por oposición simple la ausencia material de ese apoyo. O sea, además de brutos y salvajes, somos necios. Claro, sus amigos funcionarios que dilapidan el poco dinero que se destina a la cultura y a la promoción artística en una política elitista, monumentalista y de importación de supuesta calidad, ignorando a los creadores locales, le estarán palmeando la espalda. ¡Claro que el Estado no sostiene la cultura! Pero no es por eso que nos decimos independientes.
Vale aclarar que cuando reclamamos la intervención del Estado es para que éste disponga de un presupuesto acorde a lo establecido por los distintos actores de la sociedad civil. El presupuesto no es sólo dinero y recursos, sino también una cantidad de tácticas y proyectos que potencien –y no mengüen- las posibilidades del hacer y el pensar. Una vez aportado lo que corresponde, el Estado debe retirarse y dejar hacer a la sociedad civil, que será la encargada de reafirmar los aciertos y reorientar los aspectos erróneos. ¿Quién puede negar que todo sería mejor aprovechado y que los resultados podrían ser efectivos, eficientes y, a mediano plazo, de una calidad superior? En fin, es posible que Burton, con sus “espejos rotos” nos esté diciendo que no tenemos donde mirarnos, ni donde reflejarnos; somos unos atrasados que necesitamos de periodistas porteños con una mirada británica que nos digan cómo somos y qué debemos hacer.

Imposturas
Aunque sabe muy bien cuáles son los debates y diferencias que existen entre los artistas independientes, es llamativa la habilidad que tiene este hombre para evitar una postura crítica. Aparenta describir una realidad anómala con adjetivos grandilocuentes y no profundiza en nada. Léase el siguiente párrafo: “En la municipalidad, donde se produjo la inédita continuidad de un plan que incentiva las artes plásticas merced a la construcción del Museo de Bellas Artes y la incorporación de parte del patrimonio de la institución madre, subsiste la incógnita respecto del futuro. Es decir, si un intendente de otro signo considerará que el museo constituye una política de Estado o es nada más que un capricho transformado en edificio”. O estos:”El resultado de esta situación es el adocenamiento de los creadores y un público con el gusto esmerilado. Al final de este camino, el público habrá optado por lo seguro, es decir, aquello que ofrece esa política oficial que confunde cultura con espectáculo. Así, se adhiere a una de las acepciones en vigencia: cultura igual entretenimiento igual espectáculo igual ocio” (…) “Esta persistente confusión está apenas atenuada por la calidad de los espectáculos que programa Casino Magic, la multinacional del juego radicada en esta ciudad que se constituyó desde hace un año y medio en la verdadera ideóloga del plan cultural provincial, en especial a partir de la tierra arrasada que es la ciudad –y acaso la provincia- en materia de establecimientos donde los artistas –músicos, actores, cantantes- puedan ejercer su oficio”.
Véase que adjudica al negocio inmobiliario y de mercaderes del arte, el carácter o el objetivo de incentivar las artes plásticas. No dice que lo único que se incentiva es una generación de espectadores que en cierta porción son mercado potencial para aquellos mercaderes. Si se tiene en cuenta que los expertos de la mercadotecnia calculan que Neuquén abarca un universo de un millón de consumidores desde Choele Choel en Río Negro, hasta Esquel en Chubut, la porción de un público consumidor de obras de arte de cierto valor económico no debe ser inferior a las diez mil personas, lo que no es poco para un solo marchante que domina la escena. Tampoco dice que ésta misma orientación política de colocar al ocio, la cultura y el espectáculo en una misma bolsa, fue la artífice de los cierres de lugares para espectáculos locales, es la que niega todo apoyo y salas escénicas o de exposición acorde a la gran cantidad y calidad de artistas plásticos que en Neuquén viven y producen. La misma que se niega a considerar siquiera la construcción y puesta en marcha de centros culturales en los barrios periféricos de la ciudad ¿No sería bueno aclarar que las salas locales que funcionan y promueven la producción local son sostenidas por los artistas independientes? ¿No sería necesario dejar en claro que sólo obtienen ayuda aquellos espacios que hacen del amiguismo con los funcionarios una estrategia aduladora y se abstienen, como Burton, de cuestionar el fraude y las imposturas oficiales?
Y debemos hablar, nosotros también, de la calidad de nuestra producción, mal que le pese a Burton, porque aquí también se consigue. Aunque su ligereza con los adjetivos y definiciones más su impostura crítica, de como resultado un texto adocenado. Porque ¿de qué calidad hablamos en el caso de la multinacional del juego que promociona su actividad principal con la producción de espectáculos nacionales e internacionales masivos? ¿Ricky Martin? ¿Django? ¡Ah! ¡Qué torpe! Había olvidado a Marco Antonio Solís. Lo que niega la descripción de Burton es que hay aquí, en esta ciudad y en esta provincia, a pesar de todas las dificultades, calidad artística que en muchos casos de teatristas, videastas, fotógrafos, artistas plásticos, escritores y músicos, han recibido premios, reconocimientos y distinciones en el ámbito nacional e internacional. Tanto como en el deporte, en esta provincia no existe en la cultura y las artes, desde el Estado, la actividad de base, ni el fomento, ni la extensión, ni el apoyo a las instituciones que luchan por sostener la producción artística local y son las únicas que regeneran y recrean esa imprescindible acción de base.
Por último, en relación a estos párrafos, he subrayado en el primero la palabra “inédita”, que en estos tiempos buena parte de los periodistas y medios –incluso en titulares de diarios y TV- utilizan en forma indiscriminada. Deberíamos creer que esta política de supuesto incentivo a la plástica por medio del MNBA ¿nunca se editó? ¿O nunca antes se postuló, propuso o llevó adelante? En este caso lo disculpamos a Burton, ya que parece que su oficio de periodista primó sobre el de poeta.

Independientismo, oportunismo y decisiones
No hay que olvidar que existen en nuestro medio unos cuantos hacedores artísticos y culturales que se autodenominan como independientes, pero son incapaces de ser consecuentes en la acción. En la práctica no tienen escrúpulos en lamer las botas del oficialismo de cada gestión, para obtener alguna migaja de las que dejan caer los funcionarios para aquellos que los ayudan a llevar a cabo sus tropelías, manteniendo su imagen y su política. Esos colegas, evitan sostener cualquier postura crítica o participar de algún reclamo colectivo y son expertos en recostarse del lado donde calienta el sol. Han tratado por todos los medios que prevalezca el amiguismo en relación a las políticas oficiales de cultura, si es que estas pueden llegar a llamarse de tal modo. Tanto como los “adictos” al oficialismo, que Burton menciona en otro párrafo y que en realidad debería llamar adeptos al gobierno, ya que estos no sufren síndrome de abstinencia sino del más vil oportunismo y son unos vulgares trepadores.
Es preciso destacar entonces que hay un numeroso grupo de artistas locales que nos manifestamos independientes en términos políticos y no es que pretendamos que se nos llame así. No somos unos chicos pretenciosos, como Burton nos describe, además de plebeyos, cimarrones y bizarros. Un par de centenares estamos asociados a las diversas organizaciones que hemos construido en las últimas tres décadas y cada vez con mayor empeño actuamos en forma conjunta. Esta independencia está relacionada a lo que llamamos esa –restringida- libertad de mantener nuestra capacidad creativa, sin dejar de reclamar a las distintas gestiones una política cultural que pueda ser desarrollada por la sociedad civil. Pero el estado, sea provincial o municipal no es el único destinatario de nuestras acciones y expresión, sino también la sociedad, que en todas sus clases respeta y valora más aquello que venden la tele y los diarios.
Como sabemos “la libertad es una ilusión”, al decir del vate ciego, o sólo puede ser “la comprensión de la necesidad presente” para un pensador en las antípodas de aquel escritor. Aún así, con esas restricciones, reclamamos esa libertad para crear, sin que el estado, los funcionarios, los credos, o empresario alguno, incluso ningún partido, por revolucionario que se proclame, pongan condiciones o censuras en el proceso y en el acto que fuera. Pero para que la libertad creativa sea algo más que retórica es imprescindible un presupuesto cultural acorde a las necesidades de la población más postergada, lo que nos enfrenta a los distintos gobiernos y nos adjudica por añadidura el calificativo de independientes. Se tenga o no conciencia, los artistas integramos esa porción más postergada de la población que no es tenida en cuenta en tanto sus capacidades, potencialidades y necesidades, debiendo desarrollar como trabajo “productivo” cualquier otro oficio que ayude a parar la olla, tener techo y demás cosas que nos permitan pensar, actuar y hacer arte, en los tiempos libres. Es decir, la libertad es material, tiene peso y medida, por lo tanto límites. Se pueden aceptar esos límites a pies juntillas o luchar por ensancharlos. Y aclaro, por si acaso, que no hay una sola forma de luchar, un solo punto de vista ni un pensamiento acabado al respecto entre los que, aún así, luchamos codo a codo y con mayor o menor intensidad.

Reflejos de una mirada
Viniendo de la gran urbe, con su mirada británica y poéticos adjetivos, las imposturas de Burton me recuerdan en cierto modo, aquellas discusiones casi en voz baja que se daban en los inicios del efímero Centro de Escritores Patagónicos (1982) y que hoy reverberan. Existió un importante sector que a toda costa quería introducir en los debates la supuesta necesariedad de “discutir cuál es el perfil del escritor patagónico”. En aquel entonces el postmodernismo –o posestructuralismo- no nos había contaminado todavía con esa nueva área del supuesto conocimiento que son las identidades o caracteres identitarios, utilizadas para reforzar la fragmentación y justificar los enfrentamientos intrasociales.
Aquel sector reflejaba los rasgos sociales más conservadores y acríticos de las provincias patagónicas. Por fortuna, ya que éramos jóvenes bastante ingenuos, los que pretendíamos debatir acerca de cómo promover la lectura, la escritura y la publicación de nuestros trabajos en el marco de una política cultural como la que hemos referido más arriba, teníamos de nuestro lado a maestros y maestras como Nancy Iriarte, Juan Carlos Corallini, Oscar Ferro y Mercedes Rolla, entre otros pocos, porque gracias a ellos pudimos comenzar a desarrollar un debate sobre estas ideas, además de ciertas acciones como la revista Coirón. Aquellos que se deleitaban con la metafísica de la escritura –que no habían tenido empacho en apoyar a la dictadura aunque ahora digan que no-, debieron hacer silencio por un tiempo. Burton, en cierta medida, se parece a aquellos escritores, aunque no sea un cultor del clasicismo como algunos, ni en estricto un conservador. Pero pretende marcar un perfil o una identidad: plebeya, cimarrona, bizarra –pretenciosa-, para los artistas de Neuquén y su producción, cuyo “resultado es el adocenamiento de los creadores y un público de gusto esmerilado”. ¿A quién sirve ese canon? Hay que decirlo sin rodeos: a la continuidad de una política estatal que desprecia a los creadores locales y sólo se ocupa de aquello que puede ser un negocio, partidario o individual para algún funcionario o grupo de ellos. A difundir la especie que esos mismos funcionarios han echado a correr acerca del sectarismo, mezquindad, falta de fundamentos y salvajismo de los artistas locales.
También es bastante claro que, a pesar de lo que digan los prologuistas de sus libros de poesía, más que una búsqueda en el lenguaje (Borges diría que busca es la palabra justa, que búsqueda es un barbarismo), lo que a Burton le ocurre es una pérdida del lenguaje por falta de valentía intelectual, que ni siquiera se afinca en auténticos neologismos o en cierto rescate del lunfardo, sino en un enfático desprecio y en un oportunismo temeroso de llamar a las cosas por su nombre. No es que diga lo que dice porque no sabe lo que dice o porque ha cometido un error ligero. En su intento de quedar bien con Dios y con el Diablo –lo asombroso es que en algunos ámbitos lo ha logrado-, Burton se queda en el purgatorio de las ideas, condenado a su propio limbo.
Por último, es cierto que entre los artistas de Neuquén que nos consideramos independientes hay una gran diversidad de criterios, procedencias, formas y metodologías de acción; que nuestras diferencias, tanto éticas como estéticas y políticas, muchas veces no son menores; que en cuanto a cantidad y calidad mucho queda por discutir y adelantar; que podemos avanzar y retroceder a veces sin ejercer la suficiente autocrítica. También es cierto que nuestra producción existe y va ganando espacio en nuestra sociedad, además de reconocimiento en otros lugares; poniendo cada vez más límites a la ofensiva política oficial, ante la cual nos hemos fortalecido.
En esos ámbitos cotidianos de debate y lucha no lo hemos visto a Burton ni hemos podido escuchar sus opiniones o propuestas. No quisiera descalificar su artículo por esa ausencia, ni porque el autor es porteño, descendiente de británicos y funcionario provincial, ya que no discrimino a nadie por su procedencia u opciones personales. Pero vuelvo a la molestia que manifesté al principio: no me gusta la gente que mira a los demás desde una supuesta altura, desde cierta superioridad, en particular cuando esa gente no tiene con que demostrar tales ínfulas.

Neuquén, 18 de Diciembre de 2008
Para ver el artículo completo de Burton:
www.nqnlog.blogspot.com

martes, 15 de julio de 2008

Nombres propios: Antonio


















Desde que llegué aquí, a Badalona, una ciudad vecina a Barcelona, tengo la fortuna de tener un amigo, padre, familiar, que me cuida y me protege como si yo fuera, como dicen aquí, un mozalbete. Esa noche del 25 de Junio, cuando llegué desde la estación de Sants-Barcelona cargado con mi equipaje de cien kilos, mi camisa sudada hasta los botones y las piernas como esponja, temblorosas, no he parado de reír y sentirme en casa. Al bajar a recibirme y luego del abrazo, Antonio me retó con una sonrisa: Pero hombre, es que no me has llamado cuando salías de Madrid. Y mira cómo te has venido de cargado. Tenía preparada una cena descomunal de pescados, gambas, ensalada y patatas. Y se había preocupado por mi silencio de radio, calculando desde temprano la hora en que debía llegar. No fue por descortés de mi parte, le expliqué, sino porque me costaba llegar a un teléfono con semejante carga. Ya lo creo, hombre, me dijo con una carcajada. Y me sentí en casa.

Antonio vivió sesenta y tres años de su vida, entre noviazgo y matrimonio con Leonor, prima de mi madre por vía de mi abuela Rosa. Leonor murió en 2007 después de varios años de sufrimiento y Antonio la añora cada día. Habla de ella, la rememora, la hace presente y sus ojos se humedecen. Los conocí a ambos cuando fueron a Argentina. Primero en 1978 en un viaje breve que habían ganado en un sorteo del banco; luego en 1992 cuando Antonio ya estaba jubilado, estuvieron dos meses y compartimos un par de cenas y largas conversaciones. Allí me quedé prendado de ellos dos porque el afecto por las personas, el amor por la vida, se notaba en cada comentario, en cada risa. Transmitían alegría y don de gentes.

Cuando en Enero de este año avisé que venía a Barcelona, Antonio me hizo saber que había un cuarto a mi disposición, pero nunca supuse que este hombre de ochenta años, que aparenta setenta, estaría tan pendiente de que no me falte nada y de que no gaste dinero en comida o cafés. Todos los días cocina un menú variado y cuantioso, luego bajamos al bar a tomar el café ¡Y cómo cocina! Se lo he dicho, pero el apela a la modestia evocando a su amor; la Leonor si que tenía la mano rota para la cocina, joder, ella me ha enseñado. Y ríe, tiene un humor y una alegría aún con la pena, que me hacen admirarlo otra vez.

Mi tío, como le digo para mí, aunque él prefiere que lo llame por su nombre, trabajó desde los quince hasta los sesenta años en una acería y llegó al cargo más alto al que podía aspirar un obrero: Jefe de Turno, Maestro de Horno (en la actualidad esos puestos los cubren ingenieros jóvenes). En contraste con lo que pasa en nuestro país, tiene una jubilación digna que le permite vivir tranquilo; mientras estuvo activo logró comprar su vivienda, tener su propio vehículo y criar al único hijo que tuvieron, Andrés, que es otra bella persona y de quien ya escribiré. Antonio se siente a gusto en este barrio de Badalona porque, como dice: aquí es gente sencilla, obreros como uno que no están pendientes de cuánto tienes ni cuanto ganas. Créeme hombre – enfatiza – no hay peor gente que los pobres ricos (nuestros nuevos ricos), que se olvidan de donde vienen y maltratan a los demás como si ellos fueran distintos. Por eso también está orgulloso de su Andrés, que alcanzó una muy buena posición de ejecutivo pero sigue siendo un hombre sencillo y querido que no pone a nadie por debajo de él, sea quien sea.

Será, dentro de quince días dejaré Badalona. Me va a doler en ese pequeño costado del calor humano y el afecto que siempre anda uno buscando. Me va a doler, o me van a hacer falta, esas conversaciones de sobremesa en el café, las anécdotas de cada lado y la sonrisa sincera de este hombre. Que sólo cuando habla de la ausencia de Leonor dice que la vida es una mierda, pero luego, en cada acto, no hace más que honrarla, iluminarla con su ojos y describirla bella con sus asertos de hombre de pueblo. A la vida, a su mujer. Extrañaré también este barrio que está cambiando al ritmo del vértigo catalán de los últimos años: la marina del puerto olímpico se está ampliando hasta pocas cuadras de aquí y a unos metros se terminan las obras de ampliación del estadio olímpico de básquet, con piscinas, gimnasios, saunas, centro comercial, todo bajo la réplica de un enorme balón naranja. Pero sé, también, que me iré de aquí feliz de estos días bellos, de este sol y tantas palabras encendidas. Y aunque soy malo para los idiomas, también me llevaré conmigo esa sonoridad poética que tiene el catalá, la lengua de este país, de estas gentes mediterráneas.

Antonio, como Leonor, ya ocupaban un lugar en mi vida desde aquellos años en que todos éramos más jóvenes y siempre los tuve presentes. Ahora, son una parte imborrable de mis afectos. La buena gente siempre se mete en los pliegues de tu cuerpo y te hace mejor persona. Esa, es la suerte que he tenido.
En las fotos, Antonio con Manel, un amigo de muchos años; el mar desde el balcón; el cuarto donde escribo y duermo; el barrio desde el balcón hacia el noroeste; Antonio en el restaurante donde comimos con Manel


domingo, 13 de julio de 2008

Terminó Argentina - Catalunya, tan cerca, tan lejos
















Hoy, domingo 13 de Julio terminó Argentina - Catalunya, tan cerca, tan lejos, evento en el que se inscribió una parte de MAIN (e). Estuvimos en el Centro Cívico Pati Limona con la muestra de fotografía documental del grupo Son Miradas. Estuvimos en Casa América de Catalunya con el documental de Marta Such De Guerreros y Maestros. En el CC Drassanes con la muestra de cortos de ARAN y allí me falló el DVD que yo mismo copié de Tardes de Cine de Florencia Doray (¡¡perdón otra vez Flor!! Pero ya encontraré lugar donde pasarlo).
Ayer, sábado 12, estuvimos en el Parque Nord con una muestra al aire libre de las fotos que no entraron en el Pati Limona, los libros de la SEA Neuquén, los CD de Otro Puerto, pero se desacargó un aguacero de esos que sólo puede empardar Buenos Aires y a tiempo pude levantar todo sin que se mojara nada. Una pena, porque había concurrido mucha gente del barrio. ¡Quévacer! Tomamos cerveza al reparo del techo del bar de chapa que hay en la plaza, esperamos que menguara y no menguó, así que ayudamos a levantar sillas y demás y disfrutamos del agua fresca de la tormenta de verano.
Ya lo he dicho pero no cuesta repetirlo: el trabajo que han hecho Camille y Laura para este evento ha sido impecable, más allá de algunos errores que ellas mismas se achacan pero que servirán para corregir y ganar en fuerza propia. Estas flaquitas son, además de alegres y bellas, unas laburantas de esas que hacen falta en cualquier lado. Para mi ha sido un orgullo y un honor haber compartido estos días con este dúo.

Ahora, para MAIN (e) y para mí, comienza otra etapa. Esta semana tendrá que haber novedades, las estaré buscando día a día, porque como sabemos las buenas nuevas no vienen a uno. Hay que buscarlas.

Luz, color, contenido.





























Todavía no consigo lugar para montar la muestra de los artistas plásticos de MAIN (e), pero la estoy peleando a capa y espada. Además hay que lograr alguien financie la impresión de las reproducciones. Aquí encontré una copistería – como la llaman – que se especializa en este tipo de trabajos en papel acuarela y papel tela. El resultado es muy bueno. El dato y la dirección me la pasó un artista plástico argentino, Horacio Elena, que vive en Sitges - a treinta minutos de tren de Barcelona - desde hace casi cuarenta años y que ha realizado más de doscientos libros como ilustrador. Hoy tuve la oportunidad de ver su obra plástica en un sitio web y luego lo llamé para felicitarlo. La emoción le gana a los adjetivos: vean ustedes mismos en www.horacio-elena.com, donde pueden encontrar todas las facetas de este artista.

Parte de mi lucha cotidiana es mostrar en la computadora (que no tiene ni capa ni espada pero es portátil) los trabajos de Eduardo Carnero, Jorge Michelotti, Marta Such, Mario Martínez, Miguel Villegas, Mario Rivero y Pachu. En todas partes han gustado mucho y han provocado asombro. Luz. Color. Contenido. Escuché esas palabras varias veces junto a expresiones de asombro y admiración. Bueno. Muy Bueno. También. Y ustedes saben que los catalanes en particular y los españoles en general, no son proclives a la adulación ligera. Además, en todos los casos, estas expresiones han sido seguidas de propuestas de ayuda para llevar a cabo la muestra, tanto este año como el año próximo.

Una mención especial se llevó el trabajo de producción fotográfica de Miguel Villegas. Pienso en él y me digo que sin su ayuda no hubiera podido hacer esto bien. Todos destacan que en las fotos de los cuadros no existan reflejos que distorsionen la luz, el color, el contenido ¡Grande Migue! Pero, además, a las personas que vieron la obra de Miguel, el tríptico Capital, se les estremeció el cuerpo y la mente ¡Inquietante! ¡Uhhh! ¡Madre mía!, fueron algunas de las expresiones que escuche. Era ese el objetivo ¿verdad Migue?

Luz. Color. Contenido. Siete artistas plásticos de Neuquén están empezando a ser vistos en esta ciudad donde el arte está en cada esquina. Algunos amigos y familiares me han dicho que están orgullosos de lo que estoy haciendo. Por mi lado, cada vez que elogian la obra de mis amigos y compañeros de ruta, de estos luchadores tenaces y creativos, el que se llena de satisfacción por ellos soy yo, porque los quiero, porque son parte de mi vida y de mis sueños de un mundo mejor. El dramatismo y la belleza, el oficio y el trabajo, la convicción y la sensualidad que desbordan y afirman estos trabajos, son una marca de resistencia, un camino, un objetivo.
Hay, que embellecer el mundo, para poder cambiarlo, dijo el gran González Tuñón. Esto me lo recordó hace unos años mi amigo Ricardo Cascio desde Catriel. Y en eso andamos, aunque a algún marchant de cuarta, director por la ventana de un museo, le parezca ridículo lo nuestro mientras él continúa viajando por Europa a costillas del erario público, con señora y todo para reforzar su negocio a futuro en el mercado del arte y darse dique de hombre del arte. Del arte de bastardear la política y convertirla en su contrario.
Vamos. El camino arde, la sed se renueva. Y un día llueve.
De arriba hacia abajo en esta entrada: Marta Such, Jorge Michelotti, Mario Rivero, Mario Martínez, Pachu, Eduardo Carnero, Miguel Villegas.

martes, 8 de julio de 2008

¡Vamos MAIN (e) y Son Miradas!














































¡Hoy gran apertura, gran! La muestra de Son Miradas está abierta desde el 3 de Julio en el CC Pati Limona, en el Barrio Gótico de la Ciutat Vella de Barcelona, pero hoy 8 de Julio hacemos la apertura oficial. Aquí recién comienzan las vacaciones y de haber hecho la apertura el 3, con pocos días de difusión previa, hubiera opacado la muestra, según me dijo Flor en su momento. Ella es la que sabe, así que uno hace lo que le dicen sin chistar. Esta muestra trascenderá la fecha de cierre de Argentina – Catalunya, tan lejos, tan cerca y quedará hasta el próximo 24.

La Ciutat Vella es el casco medieval de Barcelona y en el Barrio Gótico es donde más edificios de esa época han sobrevivido el paso de los años y el progreso. Algunos de esos edificios están construidos sobre ruinas romanas. Durante los romanos, el poblado de agricultores y comerciantes que vinieron de los fenicios, se llamó Barcino. He estado recorriendo varios días este barrio y tengo muchas fotos –algunas bastante aceptables – que ya subiré al blog. Pero hoy le toca a Son Miradas.

En la foto sobre el texto ven, de izquierda a derecha a Camille, a la que ya conocen, a Flor, que es argentina, artista plástica y programadora del Pati Limona, Antonia, que dirige el Pati Limona, y Eva, una de las compañeras de trabajo de Flor.

Hacia arriba, algunas fotos de cómo quedó la muestra después que la colgamos con Flor y unas imágenes del Centro Cívico y su entorno

domingo, 6 de julio de 2008

Empezó el baile


Y yo que soy malo bailando, además del estado calamitoso de mis piernas después de arrastrar 100 kilos de equipaje por conexiones de Subte – aquí es Metro –, trenes, rampas, escaleras, ascensores, desde Madrid hasta Badalona, en la casa de mi tío Antonio, después de pasar por Barcelona. Más de una semana pasó desde mi llegada y todavía no recuperó el andar, me duelen hasta los pelos.
Camille, una francesa muy joven y muy delgada y Laura, una catalana más delgada aún, son los motores de Argentina – Catalunya, tan lejos, tan cerca. Es impresionante lo que han trabajado estas pibas, ayudadas por un puñado de gente, entre ellas Raquel y Marina de Casa Amarilla, Flor, del Pati Limona y Pau de Casa América. Se han encargado de conseguir los espacios para cada instancia, convencer a los responsables y poner en marcha a los distintos artistas. Sin un mango, con los prometidos apoyos que no terminan siendo más que sellos de goma en algunos casos (¡aquí también pasa!) y trabajando de algo más todos los días para llenar la olla. Las veo agotadas y radiantes a Camille y Laura. Y no dejo de agradecerles el espacio que me dieron en esta ciudad. Aunque no todo haya salido como esperábamos, el esfuerzo y la tarea son para aplaudirlas de pie. La amabilidad y el don de gentes para agradecerlo sin retaceos.
El 1 de Julio, comenzó el evento. La Muestra de Artistas Independientes de Neuquén en el exterior –MAIN (e)- estuvo presente ese día con cinco cortometrajes de ARAN en el Centro Cívico Drassanes, en plena Ciutat Vella, más precisamente en el Barrio Gótico de Barcelona. Al ser el primer día, no hubo mucho público, pero los que fueron salieron felicitando a Mala Compra, En Silencio, Memoria y Resistencia, Mujeres e Intolerancia. Los aplausos se los llevaron Mala Compra e Intolerancia; Memoria y Resistencia fue seguida con un respetuoso e interesado silencio (aquí, en Catalunya, la lengua nativa, el catalá, es una lucha política).
El miércoles dos estuvimos colgando las fotografías del grupo Son miradas con Flor en el CC Pati Limona y debimos conformarnos con exponer 24 de las 37 fotografías ya que era toda la pared que había. Todo quedó muy bien –el lugar es bellísimo- y la muestra se abrió al público el jueves tres. Se inaugurará con un acto el martes 8. Imprescindible fue la ayuda de Flor, una argentina que vive aquí hace siete años, es licenciada en Artes, artista plástica y programadora de este centro. Un sol también, como Camille y Laura. Por la tarde me invitaron a presenciar la inauguración de la muestra de Flor en otro centro cultural que queda en la Gran Vía. Había milonga y yo, que no se bailar tango, tampoco estaba para baile, más rengo que el Pete Izquierdo.
El 3 de Julio me llamaron de urgencia para reemplazar un documental que no llegó de Argentina, con la presentación de De Guerreros y maestros, de Marta Such. Fue en Casa América de Catalunya, concurrieron unas 30 personas y nos presentó Raquel de Casa Amarilla, en correspondiente catalá. Hice una breve sinopsis de la película, en castellano, claro, y explique de qué se trataba el conflicto y el trabajo de esta artista plástica. Apenas empezó la película se retiraron unas cinco personas, nunca sabremos si por el cambio en la programación o porque no les interesaba el tema. Al final hubo aplausos y comentarios elogiosos, tanto para los obreros de FaSinPat como para la labor de Marta y los artistas plásticos de Neuquén.
Desde que llegué aquí, supe que no se había conseguido lugar para montar la muestra de los artistas plásticos ni de los diseñadores. De todos modos no pude realizar las reproducciones en Argentina (me pregunto qué me hubiera pasado si traía otra valija más) por falta de dinero. Así que en los últimos días de Junio ya mantuve entrevistas en el ayuntamiento de Badalona, el pueblo pegado a Barcelona donde estoy viviendo, para que paguen las reproducciones y proporcionen una sala lo suficientemente grande para montar esta muestra. Lo están estudiando y hay buenas perspectivas.
El sábado cinco fui a Sitges para un encuentro de poesía y conocí allí a Horacio Elena, un ilustrador y artista plástico que hace casi cuarenta años que vive en ese pueblo. El me indicó dónde hacer las reproducciones y me sugirió también ir sin miedo al ayuntamiento de Barcelona. Los poetas catalanes no me dieron ni la hora, pero los comprendo, llegué allí por la ventana y no esperaba más que conocer a alguien que me pudiera guiar por los intrincados vericuetos de la política cultural del lugar, un rico balneario, capital catalana del orgullo homosexual. El lugar es muy bello, el pueblo muy pintoresco y, como en todo lugar turístico, la gente muy amable pero muy cerrada.
En la próxima semana exhibiremos los libros y los DVD de la SEA Neuquén y los CD de Otro Puerto. Y participaré de otros actos del evento.
Ahora, aquí, a tantos kilómetros de casa y con tanto trajín, he tomado conciencia cabal de la magnitud de esta MAIN (e) que se me ha ocurrido y de la cual tengo la absoluta responsabilidad tanto en aciertos como en fracasos. A los amigos y amigas de allí que me ayudaron sin desconfianza, a quienes me ayudaron aún desconfiando de mi estado mental, no me queda más que un agradecimiento de por vida. A aquellos que me ayudaron sin ser siquiera amigos, apenas conociéndome y entusiasmados por la propuesta (la gente de Luciérnaga, Elvin de La Comercial, Nico y Damián de OM Visual Brand y Pepa y Negro de DM / D), también mi agradecimiento, mis respetos y mi amistad. A aquellos que no quisieron apoyarme (o que no pudieron por sus propias limitaciones), no hay rencor de mi parte; en la acción se liman las asperezas y se allanan los caminos.
Un artículo aparte merecerán Antonio y Andrés, los dos familiares por vía materna que me tratan como un hijo y un hermano. Gracias a ellos dos la estoy pasando más que bien.

Este 24 de Junio


Hoy leí en la revista argentina Barcelona, que los que hacen blogs son gente que está al pedo, que no tiene nada que hacer. Me pareció una de esas generalizaciones acertadas pero también, partiendo de la sonrisa que provoca, es imprescindible rescatar las excepciones. Por ejemplo, el Negro Iván hace el blog vientos de cine y es parte de su trabajo diario, no porque esté al pedo, sino porque es un apasionado del cine y, en esos términos, un trabajador del sector. A su insistencia debo la creación de este blog, que supongo me dará trabajo adicional porque soy muy malo con la informática y eso que llaman el ciber espacio. Conozco gente de mi generación que ha superado bien las taras tecnológicas y manejan con corrección las distintas herramientas que estos últimos años nos han echado encima como una cascada de cosas nuevas; pero no es mi caso, que me doy por hecho con poder escribir a toda velocidad, copiar, pegar, cortar, pegar y no tener que andar borroneando. El programa este de escritura es espectacular. ¡Y también se enviar correos electrónicos! ¡Y usar un buscador! No es poca cosa para un tipo de cincuenta, acostumbrado a una pesada Underwood de 1937 que te sacaba callos en los dedos, y así quedó después la Olivetti portátil que la reemplazó y la otra brasilera verde limón de la que ya no me acuerdo la marca pero recuerdo que me la arregló el pelado D’Amico que las dejaba como nuevas y se la cedí a mi hija hace tiempo.
De aquello pasaron muchos años y a este teclado no le doy tan fuerte. He suavizado mis golpeteos, pero aún tengo callos en la punta de los dedos y memoria en la punta de los huesos, aunque un pintor inconciente, radical y carrerista me siga pintando oscuro y triste, allá él. Sí, hay cosas que no olvido, aunuque hayan pasado veinticinco años.
Así que, si logro subir este texto al blog y lo ves pegado allí, para mí habrá sido un logro. Iván, que tiene los años de mi hijo mayor, tal vez de un salto de alegría como si me hubiera enseñado a hacer la mano de dios a los ingleses, porque para mí su clase fue muy instructiva pero le advertí que no sabía si podría recordar sus lecciones. Si sale, también estaré contento, aunque he dudado mucho de ser un blogger – como se dice todo ahora, en inglés –, porque eso implica la posibilidad de ser monitoreado. Fríos que le recorren a uno la espalda, todavía. Pero lo voy asimilando: necesito este blog para que mis amigos y amigas y demás seres queridos estén al tanto o puedan seguir mis pasos en este viaje de locos que se me ocurrió comenzar hace medio año, o un poco más, solo, mientras recorría las rutas patagónicas.
Entonces viajaba por la estepa, la costa, el valle y la cordillera de mi querida tierra. Hoy emprendí el viaje a la tierra de mis abuelos maternos, llevo dos valijas muy pesadas, cargadas de una parte de la producción artística de mi ciudad, de mis amigos y amigas videastas, plásticos, músicos, escritores y fotógrafos. Llevo la ilusión de abrir un camino nuevo, de ida y vuelta, los ojos abiertos, los oídos alerta.
Ahora estoy en el avión, hace una hora que despegamos de Buenos Aires y según la pantalla de TV estamos pasando sobre Porto Alegre, pronto vendrán con la cena y tendré que hacer una pausa.
Aquí estamos señoras y señores o no tanto, la Muestra de Artistas Independientes de Neuquén en el exterior, MAIN (e), como la bauticé una noche de alcohol y desvaríos mientras escribía un poema apócrifo de mi mismo, está en el aire, rumbo a Madrid y con destino a Barcelona.
Se como empezó todo esto. Pero como en una huelga de esas que hacíamos antes en el sindicato docente, no se como terminará. Entonces, algo habré de contarles.
La foto arriba la saqué con el teléfono celular, en mi último viaje por la ruta 3 rumbo al sur, amaneciendo.